Se terminó... la bestia dio a luz!

Si, después de nueve meses de contemplar durante horas esa maldita ventana se acabó el master. Nunca estuve embarazado, pero creo que este tiempo es comparable con un embarazo. Casi acaba con mi vida, pero no lo logró... hierba mala nunca muere. Debo haber estado mas o menos 4 horas por día sentado en esas sillas estudiando, que multiplicado por 9 meses arrojan la nada despreciable suma de 1080 horas, o mejor dicho 45 días ininterrumpidos de estudio. Pasó de todo... alegrías y tristezas, amenas reuniones de grupo y no tanto.
Dicen que con el tiempo uno extraña esos momentos. Por ahora lo único que no quiero hacer es tener que sentarme en esa silla por un buen tiempo.