En el corazón de la santa Babilon

Una vez mas lo logramos. Parece imposible, pero siempre podemos reinventarnos y alcanzar logros que parecen imposibles... increibles.
Se discutió largo y tendido sobre la necesidad o no de cambiar el horario. Si generaba ahorros, si mejoraba la calidad de vida, en fin, una discusión acalorada sobre algo intrascendente en un escenário como el actual. Cambiar o no cambiar la hora, esa era la cuestión. La decisión salomónica fue la que imperó y logramos no ponernos de acuerdo en algo tan boludo como si son las 11 o las 12 (sin contar que todo país razonáblemente normal y alejado del Ecuador la cambia todos los años). La mitad de las provincias cambiaron, la otra mitad no. Conseguimos llegar a una situación que es la peor de todas. Increible.
La segunda hazaña es aun mas compleja. fruto de mas de una década de idas y vueltas. Decidimos privatizar el sistema jubilatório y ahora... vuelta atrás. Decisiones cortoplacistas, irresponsábles y propias de un gobierno que no le importa detruir al país. Necesito plata y la agarro de donde sea, aunque joda con varias generaciones. Increible.
En serio, hay veces que no dan ganas.